No todos los personajes idiosincrásicos de la cultura canaria más profunda viven de ‘golpeteá’ las notas musicales. Hay otros seres, de esos de ciencia inexacta, que campan mostrando otras valías que la humanidad del siglo XXI parecía haber dejado en el recuerdo. A la banda VHF no le queda otra que acoger a Víctor Valdivieso cada vez que éste asoma por la franja que ocupa Canal 9 Las Arenas, la emisora del hipermercado que vende el saco de papas a 4’99€.
Se trata del numerólogo más importante, si no del mundo, sí de su casa. Para quién no lo sepa, un numerólogo es alguien para quien dos y dos no son cuatro, sino que tu hijo se va a dedicar a vender jaco por el puerto. Este es uno de sus argumentos más utilizados por el chaval cada vez que logra enganchar en línea a alguna maruja preocupada por su familia. Si no, es cuando llama un hombre como un castillo preocupado por sí mismo y le suelta que él ya no está para aguantar sus chorradas. Como ya podréis concluir, hablo de alguien que hace de la arrogancia prólogo de su libro de ética.
Víctor Valdivieso aparece en el programa Dimensiones cada vez que le parece: día sí, día no, día tampoco, día que puede. Puede ser tanto al mediodía (provocando el disparo en el consumo de Eno tras las comidas) como por la noche (a quien no le deje dormir que escuche Hablar por hablar). Su tono con la audiencia no puede ser más altivo ni insultante. No estoy por la labor de comprobar la veracidad de sus predicciones (que antes de él hacerlas somete a las llamadas a un cuestionario tal, que lo único que le falta es pasarle el formulario de Hacienda).
Pero lo que parece más evidente es que este vidente disfruta oyendo la voz temblorosa de sus ‘víctimas’, quienes le cuentan sus más truculentos problemas, para luego éste rematar su sufrimiento y hacer ver que su vida es una mierda comparada con la suya. Si bien no se lo dice directamente en un momento de ira máxima, más si le pilla en una de esas veces en que se ha dejado la llave dentro del coche. Esa ropa de marca, ese cabello saturado de Studio Line, ese apabullante ‘peluco’ (no tan inmenso como su ego), esos comentarios de su formidable vida personal que más quisiera Pepa Luzardo… son cosas que, en realidad, no caben en un espacio así de las televisiones locales grancanarias.
La pregunta es: ¿quién tiene agallas para coger el auricular del teléfono (previo pago, por supuesto) para dejarle en su sitio? Olvidaos de la familia, que lo tiene más mimado que a un cachorro en La casa de la pradera. Mamá Yara no contribuye mucho a que se le bajen esos humos. Todo lo contrario. Vale que una madre farde de su hijo. Pero una madre objetiva ya hubiese tomado medidas clínicas en este caso.
Para muestra, todos los botones de una chaqueta: en el siguiente vídeo (seleccionado de un día al azar), Víctor Valdivieso acojona a una de las llamadas en Canal 9 Las Arenas. Esa mirada tétrica y esa risa maliciosa acobarda hasta al mismo demonio. No me pondría en lugar de ese pobre hombre ni “jarto’ chupito”.