REVIÚ de ‘Poseidón’ (Wolfgang Petersen, 2006)

Ayer vi Poseidón, última de las superproducciones de Hollywood que cuenta entre sus protagonistas con Kurt Russel (Gran golpe en la Pequeña ChinaLlamaradas) o Richard Dreyffus (El graduadoTiburón), en tanto que bajo la dirección se encuentra Wolgang Petersen (La tormenta perfectaAir Force One). Todo gira alrededor del barco de dicho nombre durante la noche de fin de año, cuando una ola gigante (no más grande que él) estalla contra ese producto de la ingeniería del siglo XXI y lo vuelca boca abajo.

Ahí está mi primer dilema, porque cómo puede ser posible que Poseidón cuente con un G3P (si se llama así ese tipo de cacharros localizadores) y sin embargo no se han preocupado de equipar al transatlántico para que no sufra martirios como ese. Y eso que se supone que tienen al Titanic y a La aventura del Poseidón como referentes. ¿Es que esta gente no ve cine?

Realmente Poseidón es remake de una de mis películas favoritas. Y he de decir que es un “remake” aunque el director se esfuerce en negarlo, alegando que lo único comparable es ese mismo punto de partida catastrófico para luego desarrollarse historias distintas. Pues no. Para empezar, se sucede la misma anécdota del niño que queda colgado del techo (lo que antes era el suelo) y al que hay que rescatar. También veremos cómo hay una serie de personas que sacrifican su vida para que el grupo siga adelante (los más predecibles). Incluso los perfiles de ciertos personajes son muy parecidos a los de Gene Hackman o Ernest Borgine.

Por otro lado, hay que reconocer que existen notables diferencias en Poseidón. Por ejemplo, media película se la pasan debajo del agua, a la que casi podemos equiparar como protagonista que va detrás de los supervivientes para no dejarlos respirar ni un momento. En la versión original sólo hay una secuencia (quizás dos) en la que han de zambullirse. Se trataba más bien de resaltar la relación entre sus personajes. En esta versión apenas hay tiempo.

La novedad más llamativa (aunque no lo es tanto) es el final del propio barco, que dificultaría una segunda parte si nos guiamos por los mismos patrones que llevaron a Más allá del Poseidón como secuela en 1979. También he de hacer unas observaciones: Se supone que entre los supervivientes hay un gay. Lo sé porque lo he leído, porque para enterarse por la película hay que afinar bien el oído (o bien darse cuenta de que el pendiente que lleva el personaje de Dreyfuss no es por una promesa a la Virgen del Pino).

Hay una escena que es realmente grotesca en Poseidón. Y no cuando la gente se ahoga, sino cuando un cable roto se pone en contacto con el agua y electrocuta a todos los chavales de la discoteca (salvo, claro está, a los protagonistas), que así acaban sus días bailando una de Alaska y Los Pegamoides. El personaje de Kurt Russel es un ex alcalde de Nueva York. De alguna forma u otra, siempre acaban implicando a la ciudad maldita en alguna historia catastrófica. Encima, antes de alcalde fue bombero. No me negaréis que esto es una americanada total…

En fin. Ya sabía yo que al final La aventura del Poseidón, una versión más humana y menos agónica, no iba a quedar por debajo. Aunque recomiendo la película que se acaba de estrenar para pasar un buen rato.
No os preocupéis, que la angustia no dura ni hora y media. Aunque me temo que se prolongará con los extras cuando salda en DVD.

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