REVIÚ de ‘Chicken Little’

La primera crítica del 2006 va dirigida, como no podía ser de otra manera, a Chicken Little. Esto es así porque se trata de la primera película que vi, nada más partir el año. Aquella noche la pasé en casa de Luisa, empeñada en un principio en verla, aunque esa misma mañana empezó a darle un vistazo y no le pareció muy allá. ¡Qué bien comenzar el año poniéndonos de acuerdo!

Este clásico de Disney no puede ser más desastroso, así de claro. Este deshecho cinematográfico trata de un pollo que se esfuerza en ganarse la voluntad de su padre, un gallo quien en sus tiempos era un reconocido jugador de rugby. Pues Chicken Little se siente humillado tras ser puesto en evidencia por su vástago delante de todo el pueblo, habitado por supuestos animales que también saben leer y hablar.

Lo más extraño es que, habiéndolos de todas las especies y con fuertes relaciones entre ellos, no hay cruces monstruosos que provoquen el morbo, lo que resta importantes puntos al producto. Pero retomando la historia de Chicken Little, resulta que aquél pollito (única figura bien lograda, cuya mirada ingenua es lo único que llega a retener al espectador en su sitio) hizo cundir el pánico al decir que había visto caerse un trozo de cielo.

Pasa un tiempo en el que todo el mundo se ríe de él, de ahí el trauma que coge (a esa edad, aún siendo un pollo, ya se sabe). Para demostrar su valía, Chicken Little se apunta al equipo de béisbol, a pesar de que el padre le dejó bien claro que no le resultaba buena idea porque es un tonto a las tres y le quitaría el prestigio que tanto le había costado conseguir (no lo dijo explícitamente, pero la mirada de un gallo es más clara que el agua). Aún así, la animación infantil es así de irreal y su equipo gana.

Devuelta la confianza del padre, esa noche ve como en realidad aparece un trozo de cielo en su habitación. Asustado, Chicken Little llama a sus amigos (un pato, un cerdo y un pez que vive gracias a un casco de buzo con agua), quienes estaban cantando Wannabe traducido en su versión mexicana (que es la que vi pirateada) como dime lo que quiero, lo que quiero, quiero sí (buena manera de destrozar un clásico). Éstos corren a su casa, y comprueban que el pollo traumatizado estaba en lo cierto. Se dan cuenta de que es una nave que refleja todo lo que se pone por detrás.

De repente, la escena se traslada al exterior, que es cuando empieza a retorcerse el argumento de una forma vertiginosa. Lo demás es un calco de La Guerra de los Mundos: de la nave salen unos seres mecánicos con grandes patas que destruyen el pueblo con sus rayos. Pero como este producto fílmico está dirigido a los niños, había que edulcorarlo todo, por lo que al final todo lo volatilizado aparece como en un limbo, y regresará al pueblo una vez que los extraterrestres se hagan incomprensiblemente amigos del pollo.

Lo siento, pero de una película incomprensible no puede salir una crítica argumental lógica. Si Walt Disney levantara la cabeza volvería a criogeneizarse.

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