Bueno… Quizás llego con una semana de atraso con respecto a mi opinión del referéndum de la Constitución Europea, el pasado 20 de febrero de 2005. Pero siempre me gusta dejar que las cosas reposen en el tiempo, porque así puedo hacer una valoración más merecida.
Yo no voté, simplemente. Puede que aquel día tuviese pereza en acercarme al colegio que tengo enfrente de mi casa. Pero es que tampoco me sentía demasiado motivado. Sé que no es muy ejemplar el pensar que para qué voy a votar si sé que va a ganar la opción que en el fondo respaldo. Pero es que ya digo, que no hubo nada ni nadie que me animase a votar. Cansado estuve de escuchar vota sí, porque España avanza con Europa, vota sí, porque a las Islas Canarias se las reconoce explícitamente en la Constitución. Reconozcamos que todas estas frasecitas ni sirven, ni informan.
Realmente no son razones con contenidos para votar SÍ a la Constitución Europea. Es más, en una entrevista concedida por Josep Borrell para el programa de TVE, Las Cerezas (ese al que tanto le gusta ya mi ex profesora de Comunicación Audiovisual), no salía del círculo de los lemas electorales. Sólo lo vi a cachos, porque prefería aburrirme con los videoclips publicitarios del disco Kilates.
Mientras, en un reportaje en un informativo sobre la “banda” del NO, decían que una constitución europea podía ser mejor. Si se ratificaba, luego ya sería difícil promover algún cambio (solo por consenso unánime de todos los países miembros, y eso ya es logro imposible). Y a mí tampoco es que me corra prisa… De todas formas, esta opción del NO no la veía con buenos ojos, porque sería como dar un paso atrás en la evolución de España en el terreno internacional.
Entonces, ¿de quién es la culpa el alto índice de abstención en el referéndum a la Constitución Europea? De muchos, y no solo del gobierno como se obstina el PP en decir. La responsabilidad es de todos los partidos, no de uno solo, señor Rajoy.
Pero en fin… Lo importante es que España ya ha sido la primera en mover ficha, y con un rotundo SÍ… aún cuando sigo sin estar enterado de para qué sirve ese mercachifle de la Constitución Europea.