Me encuentro en una de esas etapas en la que toda persona tiene una obsesión temporal con algo o alguien. Y es que desde que me compré el primer volumen de la colección de Dragones y Mazmorras, me vuelvo a sentir enganchadísimo a ese fenómeno.
A quien no le suene, hablo de una serie de televisión (no del juego de rol del mismo nombre, Dungeons & Dragons, del que se derivaron estos dibujos animados), emitidas en TVE durante 1985 y 1986. La franja de Dragones y Mazmorras era la mítica de los domingos por la tarde, tras el Telediario, horario por el que pasaron otras sagas memorables de dibujos animados (baste recordar La Corona Mágica, Fofur, Los Fruitis…).
La historia de Dragones y Mazmorras es original como pocas: Un grupo de adolescentes, que pasa el día en un parque de atracciones, se monta en el típico vehículo que circula a través de un carril por parajes oscuros donde monstruos esperan a la vuelta de la esquina para intentar asustar. Los chiquillos, en vez de temblar movidos por el susto de rigor, se divertían. Pues que se jodiesen y se fuesen a reír de sus madres, son lanzados hacia otro mundo. Desde entonces, vagan en busca de oportunidades para regresar a casa, no sin antes vérselas contra dragones de verdad.

En su ayuda viene, cuando le viene en gana y encima con acertijos mosqueantes, el Amo del Calabozo. Éste entrega a cada uno de ellos ciertas armas mágicas: La lanza a Diana, la acróbata (un bellezón que, ya que lucha contra monstruos, que sea luciendo una diadema con un pedrusco que ni de los de Swarovski); la maza a Bobby, el bárbaro (el menor de todos, que no se explica cómo no ha quedado traumatizado con la experiencia, y sin embargo llore cuando su unicornio Uni se tropieza de nada).
El elenco de estos dibujos animados se completa con la capa de invisibilidad a Sheela, la maga (otra que se cree que ha caído en el mágico mundo de Dolce y Gabanna, porque esa falda corta ayuda a delatar cositas cuando se cruza de piernas); el arco de fuego a Hank, el arquero (típico líder guaperas, que para mí que es gay si después de vivir provocado por estas dos pelandruscas se siente más preocupado por que Eric y Presto no se peleen…); el sombrero mágico a Presto, el mago; y el escudo a Eric, el caballero. Estos dos últimos personajes son mis preferidos.

Por otra parte, hay otros personajes que suelen frecuentar en algunos capítulos de Dragones y Mazmorras para incordio de estos chicos: Tiamad, el dragón de cinco cabezas (cada una de ellas echa un rayo de diferentes colores, reminiscencia ochentera) y Venger (con una estética de faldas que va más allá del travestismo, pero la conjunción de esa ambigüedad, con la mala leche que tiene, esa mirada atravesada y esa voz acabada de levantar hacen que sea otra de mis figuras predilectas). No nos podemos olvidar de la Sombra Espía, su esbirro que chismorrea todo lo que se cuece para luego irle con el cuento (precedente clarísimo de todos los que se sientan en Salsa Rosa).
En cuanto a la serie de dibujos animados en sí, se trata de una coproducción entre TSR y Marvel (la primera era la propietaria de los derechos y la segunda era la propietaria de la venta y comercialización de libros, cómics y juguetes sobre la serie, y sobre el juego actualmente). Tras dos años de éxito en EE.UU., Dragones y Mazmorras fue importada a España desde Hispanoamerica, y ya venían dobladas. TVE adquirió los derechos de la tercera y última temporada directamente desde EE.UU., con lo cual tuvieron que doblar los últimos seis capítulos, de ahí el espantoso cambio de voces y la consecuente pérdida de puntos, a mi modo de ver (también se dice que fue debido a una huelga de dobladores, con lo cual la serie tuvo que ser doblada por actores y no por profesionales).

Muchos quizás se pregunten por el final de estos dibujos animados, que quizás piensen que se han perdido el episodio en el que vuelven a su mundo. En realidad, la audiencia de esa tercera temporada en EE.UU. fue tan deplorable que se canceló. Se pensó en escribir un último capítulo para Dragones y Mazmorras ajustado a las necesidades del público, y que a la vez dejase abierta la posibilidad de crear una cuarta temporada. El guión se hizo, incluso tiene su título (Réquiem), pero nunca se llevó a cabo.
En cuanto a la popular canción de los créditos iniciales, se incorporó en España a partir de la segunda temporada y está interpretada por Dulces (y no Parchís, como creen muchos). No me preguntéis quiénes son, porque no tengo ni idea. Pero el tema es buenísimo: Tiene un buen ritmo, la letra pega mucho, y los efectos de librería aparecen en su momento justo.
En fin, que a los que conocéis la serie de dibujos animados, no dejéis de tener estos recuerdos en vuestra casa y así rememorarlos en la época en la que os toque la nostalgia. Y a los que nunca la han visto, es el momento adecuado de engancharos a ella.