Los 5 mejores y truculentos capítulos de ‘Black Mirror’

Black Mirror es la serie que ha vuelto a poner de moda las historias distópicas, aquello de “que pasaría si…”. ¿Si los nazis ganaran la II Guerra Mundial? ¿Si la revolución tecnológica acabara con nuestras vidas? ¿Si Biff Tannen robara el calendario deportivo de 2015 y viajara con él cincuenta años atrás? Exacto, hablo de argumentos muy rebuscados pero a los que vamos como moscas a la miel (o mierda, según el metraje).

A diferencia de El Hombre en el Castillo o Years & Years, cada capítulo de la serie de Netflix es independiente. Cada uno trata sobre la incidencia tecnológica en la humanidad. Aunque parecen telefilmes, tienen un impactante final (porque los de Antena 3 a mediodía ya sabemos que acaban siempre con el violador en la cárcel). Os voy a contar cuáles son los cinco mejores episodios de Black Mirror, aquellos que más me han cambado la peluca y por qué.

05. Striking Vipers (temporada 5, episodio 1).

Es uno de los pocos episodios que no te hacen pensar sobre la fragilidad de la vida y demás trabadas mentales. Son 61 minutos de puro entretenimiento, sin profundas moralejas. Dos viejos amigos de la adolescencia, separados por el destino, recobran el contacto por un videojuego online muy innovador. Demasiado. Morbosamente demasiado. No es muy distinto a Street Fighter. Cada jugador escoge a su luchador preferido, parecidos a Riu y a Chun-Li, y se ponen en su piel literalmente.

Lo que pasa es que esa transversalidad la aprovechan para desatar sus deseos más íntimos. Aquí lo gracioso no es el debate sobre los instintos pansexuales que tenemos todos. La expectación es tremenda por saber si, tras esa confusión obsesiva, les llevará a probar (no sin cierto asco) si cara a cara pueden practicar las mismas artes (y no marciales).


04. 15 millones de méritos (temporada 1, episodio 2).

Sinceramente es de los pocos capítulos de Black Mirror que volvería a ver. Y es que es un poco oscuro y agónico, en cuanto a que vamos a ver a los humanos enclaustrados en salas minimalistas donde las paredes son enormes pantallas. En un futuro indeterminado los humanos nos ganaremos el pan a base de créditos, que conseguiremos pedaleando.

Bing desea a Abi. Abi desea participar en un Factor X. Y Factor X desea que no sea otra cantante más y destaque por otro servicio no tan saturado como la música: el porno. La idea de la serie de Channel 4 (donde comenzó a emitirse) es criticar el coste la fama, de cómo unos se dejan consumir por su minuto de gloria hasta acabar como juguetes rotos. El súmmum de Fifteen Million Merits es el resultado de Bing en su intento por sacarla de ese mundillo asqueroso.


03. Vuelvo enseguida (temporada 2, episodio 1).

Su planteamiento me resultó como rasgar una pizarra con un tenedor. Me dio dentera… Los planes de formar familia se vieron truncados cuando Ash fallece en un accidente y Martha se queda sin el amor de su vida, ¡y encima preñada! Ocurre que no asimila una vida sin él y se deja llevar por el chivatazo de una amiga: hay un servicio tecnológico que pone voz y cuerpo a su novio como si fuera real. Lo que es un robot de toda la vida, vamos.

El quid de la cuestión es si ese robot puede hacer olvidar la soledad, en palabras claras. Martha va comprendiendo que por muy semejante que sea, jamás podrá ser una copia 100% fiel al original. Aquí Black Mirror plantea hasta dónde puede llegar la añoranza por un ser querido que ya no está entre nosotros. Por un tiempo puede funcionar pero, ¿será tan puta de convertir a ese robot en el padre de su hija al nacer?


02. Cállate y baila (temporada 3, episodio 3).

Al principio me parecía una de esas películas teenagers donde el joven es cazado por webcam y tiene que someterse a pruebas, cada cual más delirante, para impedir que no difundan imágenes caseras de su pajilla. Obviamente no es una comedia, pero la serie de Netflix juega con un planteamiento parecido, de cómo terminas actuando como un gilipollas que si hubieras cedido a que todo el mundo vea cómo te la cascas.

Sin embargo es uno de los mejores capítulos de Black Mirror porque los guionistas te muestran algo que no veías venir. Shut Up and Dance va más allá de la necedad humana cuando se cede al chantaje y las cosas se complican más que dejándolo correr. No hay un notario que te garantice que va a salir todo como te han prometido, sino que tus actos pueden y van a ir siempre a peor. Y más al descubrir que el verdadero secreto de Kenny era peor que la muerte.


01. Caída en picado (temporada 3, episodio 1).

Quizás Nosedive sea para mí el mejor capítulo de Black Mirror porque su premisa es el reflejo más cercano de nuestra actualidad. Habla sobre lo importante que creemos que somos cuanto más nos alaban por redes sociales, y viceversa. Si acaban con tu popularidad, no eres nada en la vida. A esto juega la mismísima actriz Bryce Dallas Howard, que se marca un ‘Bridget Jones’ del futuro.

Ella Interpreta a Lacie, que está obsesionada por ser súper correcta. Sólo así se garantiza un buen hogar, una vida envidiable, en definitiva, una alta posición social. Ello lo conseguirá a base de puntuaciones que su alrededor marcará a través de una aplicación. Como Bridget, como Kenny, como Abi o como Martha, cuanto más se esfuerce en su objetivo más se pondrá en aprietos. Pero todo ello con un ambiente almibarado que no acabará igual de idílico…

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