Cómo pasa el tiempo… Sí, es una frase muy manida pero no nos cansamos de ella, como tampoco del formato estrella de los reality shows. Se han cumplido 20 años de Gran Hermano, buque insignia de Telecinco. ¿La clave de su éxito? Que todos los que lo amamos nos hemos identificado con alguno de sus más de 300 concursantes, que suman sus 18 ediciones. Entraron como anónimos y los convertimos en héroes, villanos o muebles. A lo largo de los años ha ido perdiendo fuelle: desgaste de guión, malos castings, sobreexplotación del contenido… Pero el mito pervive, y en buena parte gracias a clásicos momentos de Gran Hermano que alimentan ese recuerdo en nuestra memoria. Aquí una variadita selección:
01. Quién me pone la pierna encima… (GH1, 2000).
Es LA FRASE del programa. No hay más. Fuimos testigos en su segunda semana de edición de cómo se precipitaba un amor profundo y trágico. En verdad más bien porque Jorge Berrocal y María José Galera arrastraban desde sus domicilios una carencia de afecto y encontraron en la casa de Soto del Real una ‘simbiosis’ especial. Él no soportó cómo su amada era la primera expulsada, no soportó continuar en el concurso sin María José y ninguno se soportó fuera de la casa. Pero la pierna siempre seguirá ahí para que no levante cabeza jamás.
02. Carlos Navarro, el ‘yoyas’ (GH2, 2001).
Imagino que en la calle no lo reconocerán ni por el DNI si no dice aquello de “le voy a meter dos yoyas que le van a temblar las piernas“. Nos regaló en tan sólo 30 segundos otro de los grandes momentos de Gran Hermano. Su violencia verbal finiquitó su paso por el reality show de Telecinco. Sin embargo se volvió un incondicional en los debates televisivos. La audiencia española pedía verle cómo se le hinchaba la vena del cuello cuando discutía con alguien. Así acabó, que Fayna finalmente le hizo ‘placa placa’ denunciándolo por malos tratos y vejaciones.
03. Raquel VS Patricia (GH3, 2002).
He de reconocer que aquella edición es mi favorita ‘all time‘. Fue la primera vez que la casa se dividió en dos bandas, en dos concepciones antagónicas de la dramaturgia clásica, cuales Montescos y Capuletos. O eras del #TeamRaquel o eras del #TeamPatricia. Yo me decanté desde luego por Patricia Ledesma, víctima del moving perpetrado por Jacinto o Carolina que llegó a su punto álgido cuando Óscar se bebió el batido de fresa que Raquel se adjudicó. Ese batido es hoy un icono de los míticos momentos de Gran Hermano, símbolo de la libertad contra la clase opresora.
04. Pasión el jacuzzi (GH4, 2002).
Inma González encarnó los sueños más húmedos de cualquiera. ¿Para qué conformarse con el amor de un ganadero mañico cuando puedes estar en los brazos de un galán argentino? Ella siempre bebió los vientos por Matías, pero sólo Pedro la hacía caso. Sin embargo aprovechó que todos se fueron a acostar en Nochebuena y pilló a Matías con dos copas de más. Inma lo hizo suya, y el jacuzzi pasó a ser patrimonio mundial de los sueños rotos. Obviamente a la mañana siguiente Matías tragó saliva y ella se tuvo que conformar desde entonces con ordeñar vacas en Zaragoza.
05. Fresita, la vaca y AIDAAAAA… (GH4, 2003).
No. Aída Nízar no aparece por ningún lado en este vídeo, pese a ser otra de las protagonistas por aquellas reflexiones profundas en el jardín (“Dios, por qué me hiciste así, tan diferente“). Por desgracia no he encontrado ese clasicazo, pero baste este otro de los mejores momentos de Gran Hermano. Nuria, alias ‘Fresita’, se ve cercada por una vaca del corral. Pidió ayuda a Aída, ignorando que quien realmente la estaba haciendo caso era el que el realizador que estaba plantado en ese momento y los millones de espectadores que le agradecemos esta joya audiovisual.
06. Los papeles de la paella (GH6, 2004).
Sincerémosnos. Nadie recuerda a ningún participante de Gran Hermano 6 salvo a dos: Bea ‘La Legionaria’, por su ordinariez no asumida y a Nicky. Éste último es protagonista de otra hilarante perla del formato de Telecinco. Su frase sigue aún viva en la memoria española, aunque los de la generación Z se pregunten de qué “papeles de la paella” están hablando. Pues de las instrucciones de la prueba semanal que debían superar, con una paella de por medio. Y Eloísa, a la que que nadie aguantaba y menos el sulfurado Nicky, que estaba hasta las ‘pelotillas’.
07. La Marquesa VS Inma (GH7, 2005).
Hete aquí otro de los duelos más encarnizados del reality show de Telecinco. Por desgracia ambas fueron de las primeras expulsadas, pero junto con el ‘nominator’ de Pepe Herrero forman parte de esa constelación de los mejores momentos de Gran Hermano. Mayte era conocida como ‘La Marquesa’ por sus aires refinados. Inma era la choni de maquillaje esperpéntico, hoy alabado por las travestis de RuPaul’s Drag Race. Ante semejantes currículums, está claro que estas tarántulas no iban a ser las mejores besties.
08. Las aventuras de Mimi (GH8, 2006).
Hasta entonces la octava edición del reality show de Telecinco era considerado como algo bochornoso. Los concursantes no hacían más que pelear, echarse mierdas porque sí… Vamos, representaban lo peor de la sociedad española (luego vendrían ediciones aún más vergonzosas). De entre ellos se formó un grupillo de amigas muy teen, y no por la edad (que superaban los 24 años). Eran bastante ingenuas, inmaduras, pero frescas y graciosas. Sin lugar a dudas me quedo con Mimi, una convencida otaku cuya más que curiosa personalidad nos dio momentazos así:
09. El vendaval de ‘Amor’ (GH9, 2007).
Hay ediciones que se resumen en una cara, en un concursante. Y esa es Amor. Aún siendo la primera expulsada, ¿alguien se acuerda de quién ganó esa edición? Sí, pero son muchísimos más que los que reconocen a este huracán majorero. Guarda ese perfil que tanto nos gusta, de alguien visceralmente sincero, que no se calla nada ni por erducación. De hecho sacó muchos trapos sucios (y si no, los creaba), además de sacar a Piero algo que no eran precisamente trapos de sus pantalones.
10. Conchi y Pamela, las gemelas (GH9, 2007).
Venga, vamos a darle otra oportunidad a sus compañeros de edición. Hoy en día les tenemos muy perdida la pista a los concursantes de Gran Hermano 9. Pero en su momento las gemelas protagonizaron episodios que hoy son perlas. Fueron las primeras gemelas del concurso y era obvio que los guionistas iban a jugar con ellas desde su entrada y hacer creer que eran una sola persona. Lo increíble era que el engaño se mantuviera durante semanas. No sólo las recordamos por el enrevesado intercambio. También el desparpajo y el genio de Los Palacios jugaron a favor.
11. El tándem Chiqui-Iván (GH10, 2008).
No os voy a engañar. Hasta la fecha es la única edición del formato de Telecinco que no he podido ver. Lo positivo de este sacrilegio es que le da a uno la oportunidad de saber qué participantes han merecido permanecer en el recuerdo. No hay duda de que Chiqui e Iván continúan incendiando las redes sociales porque siguen aportando interés a los internautas. Carisma a raudales que, como dos polos que se atraen, formaron un grupo pequeño pero fuerte que se cristaliza como uno de los momentos de Gran Hermano más queridos.
12. Indhira VS Carol (GH11, 2009).
Pensábamos que las peleas de gatas sólo ocurrían en las telenovelas colombianas (quizás en las ucranianas). Pero la televisión española sabe absorber lo mejor de cada casa, y aquella noche Indhira nos regaló este momentazo de traición y celos. Carol fue una repescada cuya única relevancia era la de camelarse a Arturo, que en aquel momento andaba flirteando con Indhira. Ella, esclava de sus besos (y de su koteka), no pudo contenerse y llamó de todo lo escrito y por escribir a su antagonista. Esa histórica copa de vete-a-saber-qué le supuso expulsión disciplinaria.
13. Mercedes, chocheas (GH, El Reencuentro, 2010).
La versión casera de los GHVIP fue El Reencuentro. Con motivo de su décimo aniversario se reunió en Guadalix de La Sierra a los dúos más importantes de su historia. Aquello resultó un bombazo que se mantuvo hasta su gala final, donde Dani ‘El Sucio’ (más sucio que nunca) le dijo a Mercedes Milá que chocheaba. Todo por sentirse molesto ante la mala opinión que la presentadora tenía de su novia. Quiso criticar algo que también él mismo hizo (y que caracterizó todos sus momentos de Gran Hermano): el desprecio.
14. Chari y sus escarceos (GH12, 2010).
Desde los primeros días Chari Lojo nos deleitó con momentos de Gran Hermano que son pura pleitesía, aunque en aquel entonces todos la atacábamos. Todo fue porque entró a concursar con su novio Rubén, pero separados en casas diferentes. Ella se dejó magrear por El Feroz, poniendo en ridículo el respeto que Rubén le profesaba en todo momento. La audiencia deseó tanto que Rubén lo supiera (porque nadie allí dentro abría el pico) que lo expulsamos para que viera las imágenes. Luego volvió como repescado. Y lo demás es historia de la televisión.
15. Noemí Merino y su madre coraje (GH12+1, 2012).
“No sin mi hija”. Es el sublime papel que interpretó la madre de Noemí Merino cuando la vio hundida en el plató del programa. La cogió de la mano y se la llevó para que no aguantara más “vasallos”. En realidad Mercedes Milá le leyó la cartilla por el juego sucio que hizo con Alessandro Livi. Es otra pareja más que se formalizó en Guadalix pero ella bien que se fue a Big Brother Brazil e hizo de todo con un carioca menos rezar al Cristo Rendentor. Claro, se lo ocultó a su romeo italiano y la audiencia la sacó a patadas.
16. Argi y la polémica etarra (GH14, 2013).
Por desgracia, la catorceava edición del reality de Telecinco pasará a los anales por esta expulsión disciplinaria. La concursante de Vizcaya dijo una estupidez, por ejemplo “yo he ido a una manifestación para que vuelva ETA”. Claro, esto sentó como el culo para los que estaban viendo el canal 24 horas, y no pasó desapercibido. Argi se arrepintió al instante de su “broma”. Pero hubo un gran movimiento popular y político para que a la chica la echaran de allí, e incluso manifestaciones de quienes le daban un voto de confianza. Nada se puso hacer sino poder recordarlo hoy…
17. El trío Paula-Omar-Lucía (GH15, 2014).
Hasta entonces la historia del formato de Telecinco nos había dejado parejas para aburrir. Pero nunca gozamos de un trío en todas sus dimensiones. Omar entró en la casa y se enchochó con Paula. Lo que no supimos es que él había entrado… con novia. El programa la metió ipso facto, pasándose el casting por el forro pero jugando bien sus cartas. La tensión que se vivió allí forma parte de los mejores momentos de Gran Hermano, puro lujo. Finalmente Omar volvió a babear por su jeba de toda la vida olvidando que es la víctima quien siempre se lleva el maletín: Paula.
18. La primera pareja gay (GH16, 2015).
Teníamos que esperar 16 ediciones para que al fin se fraguara una pareja gay en el reality show. Es curioso, porque en anteriores ocasiones confluyeron otros participantes homosexuales en la misma casa y nunca pasó nada. Quién iba a imaginar que el chinito gracioso acabaría llevándose el gato al agua con Aritz. Éste último entró como curioso y con Han abrió las puertas de su armario de par en par pese a no querer poner etiquetas. Ambos protagonizaron espectaculares momentos de Gran Hermano, más delirantes que románticos, todo sea dicho.
19. Miguel y su ‘secreto’ más peludo (GH17, 2016).
Empezamos con la ‘desescalada’ del programa, desde que Jorge Javier Vázquez relevó a Mercedes Milá (¿casualidad?). Antes de marcharse del plató para siempre, Mercedes presentó la entrada de Miguel. En su vídeo introductorio compartía con la audiencia su gran ‘secreto’, que no era más que un peluquín que daba mucho el pego. Lo cierto es que el chico tenía graves desajustes emocionales y se desquitó en el programa. Del peluquín también. Lo desveló de una forma tal que se ha materializado con uno de los más oníricos momentos de Gran Hermano.
20. Mercedes Milá.
Me niego a acabar este recorrido por los mejores momentos de Gran Hermano con alguna imagen de GH18. Lo único que tuvo de ‘Revolution‘ fue la polémica sexual que prefiero obviar. Por lo demás, fue un fiasco de edición y que provocó que los altos despachos de Telecinco dijeran “¡basta de anónimos!”. Mejor es acabar con otro mito, esta vez de los de verdad. Nadie es capaz de negar que el sinónimo de este programa es Mercedes Milá, y viceversa. Conforme pasaron las ediciones es cierto que perdió objetividad, pero eso la hizo más auténtica. Desde sus moños y trajes imposibles, hasta sus declaraciones sobre mear en la ducha. Milá hizo de este formato una referencia esencial en el espectro televisivo y en el imaginario de la cultura española. La alegría con la que daba el pistoletazo de salida a cada edición significaban tres meses maravillosos de televisión.